miércoles, 14 de septiembre de 2011

Significados y significantes

Llevo varios días inmerso en la revisión de las notas a la traducción, que un amigo editor me ha pedido que le haga sobre la próxima publicación en castellano del Kalevala, el poema épico finés, que verá la luz a finales de noviembre. Cuando me lo pidió como favor y yo ingenuamente acepté, no sabía dónde me estaba metiendo.

Bien, el caso es que llevaba más de dos semanas peleándome con las fuentes folclóricas finlandesas —mi amigo se empeña en que son finlandesas no finesas—, y su conceptualización metafísica, cuando llamaron a la puerta a horas intempestivas —las diez y media de la noche, momentos en los que ya suelo estar acostado, leyendo al borde del sueño— y de manera insistente.

Abrí la puerta con cierto temor. A quien menos me podía imaginar se abalanzó sobre mí: Yolanda, la hija de mi vecina, con la mirada desencajada y un recorte de periódico en la mano.

—Don Manuel, mira lo que he encontrado en un periódico, esta mañana en la peluquería.

—¿Pero en la peluquería hay periódicos? —le pregunté perplejo, mientras la dejaba pasar al recibidor.

—Sí, uno de esos de gratis, que reparten en la parada del autobús.

Desplegó el arrugado papel y comenzó a leer:

Los organizadores del concurso de Miss Italia han extremado sus medidas de selección en busca de un modelo de mujer sin artificios ni camuflajes. Por esa razón vetan a las chicas que hayan pasado por el cirujano plástico, usen extensiones en el pelo o lentes de contacto de colores. También se apuesta por la talla 40. Pero ahí no acaba todo, se exige que las aspirantes lean por lo menos un periódico al día para estar informadas y al menos tres libros al año. Concretamente se sugieren clásicos de la talla de Madame Bovary, de Flaubert; Anna Karenina, de León Tolstói, y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Tampoco se acepta el exhibicionismo: un desnudo en internet de una de las aspirantes le ha costado su descalificación. El concurso se iniciará el 19 de septiembre. La organización española, piensa asumir un procedimiento similar.

A continuación me mostró el artículo que venía acompañado de la foto de la última ganadora, una señorita llamada Francesca Testasecca.

Tal reseña hacía referencia a El Periódico.com, de ahí que le diera visos de veracidad a tal información.

—¿Y ahora qué hago yo, don Manuel? Pensaba presentarme a Miss Madrid, mi madre está convencida de que gano, y yo también, y de ahí saltar a Miss España.

—Pero, vamos a ver, Yolanda: tú eres menor de edad, todavía te faltan dos años para poder competir, digo yo, en ese concurso…

—Sí, lo sé —me interrumpió—, pero si ahora piden esto, igual cuando yo me presente hasta te piden El Quijote.

—Bueno, pues tranquilízate…

—No, don Manuel. Mi madre me ha dicho que me pongas ya la lista de todo lo que debo leerme, y…

En este caso fui yo quien la interrumpió:

—Yolanda, te has fijado que la noticia dice también que no se aceptarán señoritas que hayan pasado por el cirujano plástico.

Menos mal que el texto periodístico me ofrecía una forma suave de referirme al pecho de la hija de mi vecina.

—Anda, mi madre. La hemos cagao.

Salió cabizbaja sin siquiera decirme adiós.

Aunque no se lo crean, yo la entendí.

Me quedé con el recorte de periódico en las manos, volví a leer el apellido de Miss Italia: Testasecca.

"¿Será una broma?, ¿significará realmente lo que yo imagino?" pensé.

En ese momento decidí que, al día siguiente, antes de sumergirme en el Kalevala, escribiría un correo a mi amiga Simona, traductora de la universidad de Florencia, para que me sacara de dudas.

jueves, 1 de septiembre de 2011

En la ciudad blanca

Alain Tanner la llamo la Ciudad Blanca, y, quizá, él, en esa hermosa pélicula, atrapó, como nadie antes, la atmósfera de esta melancólica y pausada capital. A pesar de los centenares de turistas que abarrotan sus calles, que hacen cola para subir al Elevador de Santa Justa o para fotografiarse junto a la estatua de bronce de Fernando Pessoa, en la terraza del Café A Brasileira, la ciudad conserva una atmósfera en la que parecería que el tiempo transcurriera a una velocidad menor, como si el fantasma del autor de El libro del desasosiego en verdad aún recorriera sus calles y pudiera salirnos al encuentro en alguna de las esquinas del Barrio Alto o del Chiado.

En cuanto se abandonan los itinerarios marcados en las guías de turismo, al igual que sucede en Venecia, uno se sumerge en un espacio de silencio, construido por arquitecturas en las que se evidencia el paso del tiempo y un antiguo prestigio urbano, que hoy es casi una reivindicación de lo humilde.

Las sombras, en la penumbra de esas calles, pierden la densidad de las aristas que las propician, para desdibujarse sobre unos mínimos adoquines que brillan desgastados por el sedimento del tiempo o por la luz de la luna.

Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo.
Fernando Pessoa

Vivimos observando sombras que se mueven y creemos que eso es la realidad.
José Saramago

Curiosidad: el instinto que lleva a algunos a mirar por la cerradura, y a otros a descubrir América.
José María Eça de Queirós

Nadie sabe lo que es la muerte, porque nunca se sabe cómo es la vida.
António Lobo Antunes

Hay personajes de novela que están más vivos que algunos que andan por allí.
José Saramago

El amor es una muestra mortal de la inmortalidad.
Fernando Pessoa

Los hombres son como las obras de arte: hay que saber que no se entiende todo de una sola vez.
Miguel Torga

El cero es la mayor metáfora. El infinito la mayor analogía. La existencia el mayor símbolo.
Fernando Pessoa

viernes, 5 de agosto de 2011

Hasta los huevos

Cuando uno asiste al espectáculo que a diario escenifica nuestra clase política y sus allegados, dan ganas de exiliarse de este país.
No son ya sus asiduas mentiras o razonamientos simples, a lo que, por otro lado, nos tienen acostumbrados, es sobre todo la ausencia de moral —ya sé que no es una palabra de moda— o de una mínima ética, lo que más me llama la atención. Quizá, sigo siendo un ingenuo, y por ello me escandalizo, pero no dejo de pensar en el modelo que ello significa para nuestros adolescentes, aprendices de ciudadanos.
Ya en su momento vimos espectáculos vergonzosos, como el homenaje que se rindió a Jesús Gil tras su muerte; pero escuchar a algunos representantes del partido que con bastante probabilidad va a gobernar este país en unos meses llamar honorable al Sr. Camps, cuando menos sonroja.
Imagino que estos y otros modelos —los que ofrece continuamente Tele 5, por ejemplo— servirán para construir una generación de súbditos, no de ciudadanos, de estúpidos votantes por un día y sumisos consumidores del escaparate racista del progreso neoliberal.
Aquellos versos de Chicho Sánchez Ferlosio siguen teniendo completa vigencia en este Estado llamado de las Autonomías:
… porque estoy hasta los huevos
de estos políticos nuevos
que el viejo Estado rezuma, ¿eh?

martes, 26 de julio de 2011

Réquiem por la bolsa de plástico

Un clásico de la cultura española está a punto de convertirse en historia. En historia o en nostalgia, nunca se sabe. Me estoy refiriendo a la bolsa de plástico.
Desde que en 2009 se aprobó el Plan Nacional Integrado de Residuos (PNIR), que no incluía a políticos en activo, ya nos temíamos lo peor: antes o después la bolsa de plástico desaparecería de nuestro devenir cotidiano, ontológico y, peor, aún, histórico.
¿Dónde van a quedar ahora esas bolsas que en algún momento de nuestra existencia a todos nos acompañaban: UDACO, AhorraMás, LIDL, Mercadona…, y tantos y tantos otros, por no citar al ya desaparecido SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos).
No sé si se dan ustedes cuenta de que algunas de las señas de identidad de este país se están perdiendo, y lo peor de todo, los ritos que nos significaban están siendo eliminados o sustituidos por otros que nos son ajenos. Ahí tenemos sin ir más lejos Halloween. ¡Eh! ¿Qué me dicen?
Donde se pusiera un buen Miércoles de Ceniza, que se quiten estas fiestas paganas y extranjeras.
Pues sí, ahora le ha tocado a la bolsa de plástico. Pero es que mañana puede ser Paco Martínez Soria o Torrebruno, el payaso número uno.
Como diría uno de los personajes de "La escopeta nacional": Esto es un sin dios. 
Quizá su dios fuera con mayúscula.
Como dicen las viejas de mi pueblo: "Dios que nos tiene aquí, sabrá pa´que".
Pero no podemos resignarnos. Aunque el fin está próximo —no me refiero a la casi segura victoria del PP en la próximas 
elecciones—, pues siete profecías auguran que será el 22 de diciembre de 2012, debemos reivindicar estas nuestras señas de identidad, entre ellas, la bolsa de plástico.
Quizá Belén Esteban desde Tele 5, o Aznar con un seminario de FAES, no sé si Almunia en una Comisión del Eurogrupo, o Pedro J. en uno de sus editoriales apocalípticos. Todos juntos en unión de la bolsa de plástico como metáfora de una España irrompible.
No me hagan mucho caso hoy. He salido ileso de una "petite mort", con bolsa de plástico incluida, que ensayó conmigo anoche la hija de mi vecina —la que estrena tetas—, y aún estoy un poco noqueado.
Me salva, como en tantas ocasiones, leer un poema de mi amigo Karmelo C. Iribarren, que se titula precisamente "Bolsa de plástico":
 
         Mírala
         ahí
 en mitad de la calle
 sola
 quieta

 temerosa
 de que aparezca el barrendero

 soñando
 con un poco de viento
 para sentirse
 nube

En todo caso, si no disponen del libro, vean "American Beauty", de Sam Mendes.
Algo es algo.

viernes, 15 de julio de 2011

La Prima de Riesgo

Esta mañana me llama alarmado mi amigo Javier, que es economista, y me dice:
—La prima de riesgo está altísima.
—Pero ya lo estaba —le respondo yo.
—Sí, pero no tanto.
—¿No me digas que se ha puesto a crecer ahora? —le contesto en tono irónico.
Guarda unos minutos de silencio, y me espeta en tono casi agresivo:
—¡Pero estás bobo!, ¿o qué?
—No sé de qué me hablas, Javier…
—¡De la prima de riesgo española que está casi en 400 puntos! —me grita.
—Acabáramos. Perdona, compañero, estaba en otra prima. Vale, vale. Si no te importa te llamo yo luego.
Aún bajo las hilachas del sueño, trato de recomponer la alarma de mi amigo, y separarla de mi recuerdo.
Riesgo, Alfredo Riesgo era un amigo común de los veranos en Calella, fiel de aquellas pandillas que nos escapábamos a las calas fuera de la vista de los adultos, y su prima, Estrella, era la chavala con la que todos soñábamos. Yo, creo que no se trataba de una práctica exclusiva, me masturbaba pensando en las tetas de aquella muchacha que se transparentaban a través de la mínima tela de los bikinis que su madre, costurera, le cosía con los retales de los vestidos que confeccionaba. Recuerdo especialmente uno blanco con lunares verdes, casi idéntico al que el otro día mi vecina Loli me enseñaba en una foto de su hija, a los pocos días de salir de la clínica, mientras me comentaba orgullosa:
—Es el regalo que le habíamos prometido si aprobaba la ESO: unas tetas nuevas. Mi Manolo no quería, pero yo le dije a la Yoli, "no te preocupes, hija, que ya le convenzo yo". Son iguales a las de una de esas…, no me acuerdo ahora cómo se llama, que sale por las mañanas en Tele 5. Cuando se las veo, pienso que ya me hubiera gustado a mí tener unas así.
"Qué necesidad", pensé yo entonces, y ahora, mientras ojeo el periódico y apuro el segundo café de la mañana, con intención de ingresar definitivamente en la vigilia.
Y me tropiezo con una foto en la que el ciudadano Borbón, como le llama uno de ERC, con muletas, Zapatero y Blanco. Los tres riéndose. Quizá los tres también estén recordando a alguna prima de uno de ellos, y sus peripecias onanistas. Me viene inevitablemente a la cabeza aquellos versos de Quintín Cabrera: De qué se ríe señor ministro, usted es el palo mayor de un barco que se va a pique.
No sé si, a pesar de los cafés, volverme a la cama, y recuperar el hilo de ese sueño interrumpindo en el momento en el que introducía en un cajero, por cierto no de la entidad por la que cobro la nómina, la tarjeta de fichar en la empresa, y en la pantalla salía una golondrina que me proponía la compra, con enorme descuento, de una sesión especial de Los Miserables, de Víctor Hugo, representada por políticos: José Bono hace de Monseñor Myrie, los Thenardier son Dolores de Cospedal y Francisco Camps, Jean Valjean es Tomás Gómez. No recuerdo el resto del reparto, aunque sí sé que con los fondos que se recaudasen, iban a comprar acciones de Bankia, dada su inminente salida a bolsa, y, con los beneficios que se obtuvieran, proponer la canonización de Ana Botella, con vistas a hacerla patrona de la literatura infantil.


En ese momento, un guardia de seguridad del banco, con la educación que les caracteriza, me conminó:
—¿Va a sacar las entradas de una puta vez?
Con cara de sueño, como no podía ser de otro modo, yo le pregunté:
—¿Las entradas de qué?
—De qué coño va a ser, de la final del Madrid.
En ese instante me desperté, en defensa propia.
"¡Vaya día!", pensé, "que me espera".
Así, de golpe, se me viene todo encima:
Semprún muerto.
La Academia de la Historia publica una biografía sobre Franco, cuyo Presidente dice no haber leído, y la Ministra de Cultura desconocer, como tantas cosas.
Juan Farias se fue a navegar.
Berlusconi se compra otro fular, mientras Italia se desmorona y con ella Europa.
El Pentateuco de Isaac, de Angel Wagenstein aún sin reseñar.
Telemadrid reescribe de manera mentirosa el asesinato de Calvo Sotelo.
La clase política cuando no rebuzna, bosteza, mientras los pocos de siempre viven a costa de esa mayoría de la que formo parte.
Pero no se fíen de mí. Quizá, si hago esta crónica es porque en el fondo me da envidia no ser como ellos.

miércoles, 1 de junio de 2011

¿De quién es la calle?

Desde hace unos cuantos años, sobre todo los que nacimos durante la dictadura, tendemos a pensar, a la vista de los usos y costumbres ciudadanas, que la calle es de todos. Pero, de vez en cuando, sucede algo que nos recuerda que en realidad no es así. Los habitantes de Madrid lo supimos con certeza el día que se casó el príncipe Felipe. El otro día, los ciudadanos de Barcelona lo sufrieron en su cuerpo.
No sé quién es Felip Puig, consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, pero, a la vista de su comportamiento, bien podría ser un alumno aventajado de Manuel Fraga.
Sea como fuere, la intervención de una de las fuerzas de seguridad del Estado —imagino que los Mossos también lo son— recuerda aquello que dijo el exministro franquista, expresidente de la Xunta de Galicia y militante de honor del PP, Manuel Fraga, en su momento, de que la calle era suya.
Menos mal que en Madrid, aún, las competencias de orden público —no sé si debería decir desorden— son del Gobierno Central, y no de Esperanza Aguirre...
En todo caso no tenemos derecho a quejarnos, la mayoría de los españoles con su reciente voto han dicho, soberanamente, lo que prefieren: una monarquía de súbditos, frente a una república de ciudadanos.


Mi amigo diseñador, me envía una lección de democracia, al tiempo que escribo estas líneas.

domingo, 29 de mayo de 2011

Las manos del artista

Decía Robert Motherwell, que la vida se ha vuelto tan anodina, que de ahí nuestro creciente interés por el arte.
No sé si el interés por el acto creativo es análogo en los hombres y en las mujeres, pues también Karen Horney, la famosa psicóloga germano-estadounidense, afirmaba que a los hombres —en este caso la palabra se refiere solo al género masculino— les interesa tanto el arte porque no pueden dar a luz.
Sea como fuere, y dada la desolación política y humana que me produce este país, acudo a mi pasión por el arte.
Conversaba la otra tarde con el diseñador Juan Vidaurre, creador honesto y, sobre todo, amigo.
Mientras charlábamos, él "jugaba" con una pinza de madera, para tender la ropa.
Me llamó la atención que sus reflexiones iban acompañadas de unos movimientos, presupongo inconscientes, de sus manos, con ese pequeño objeto.



Juan crea para él, o para los dioses, que, al fin y al cabo, como decía Óscar Tusquets, es lo mismo.
Y digo esto, pues sorprende que, en su obra destinada a ser reproducida en libros, es decir, aquella de la que solo el usuario verá una cara, el objeto es trabajado en su totalidad, como si fuese a ser una obra expuesta de manera exenta. De igual modo que Fidias esculpió sus estatuas para el frontón del Partenón, que hoy se conservan en el British Museum, y por ello podemos contemplar por el lado que, de estar en el templo para el que fueron creadas, nunca podríamos ver.
Así, los objetos que Juan construye para sus libros ofrecen un rostro en estos, el que el artista decide, pero, cuando accedemos a su estudio y podemos contemplar ese muestrario de mínimas y cuidadas creaciones —una recolección de objetos leves—, como las pequeñas composicones que Oteiza construía en tiza, mínimos proyectos de esculturas, que se quedaron en ello, observamos que nos ofrecen más de una cara, tantas como seamos capaces de fijar en nuestra percepción.
Quizá ambos, el escultor del vacío y mi amigo diseñador, en su proceso de creación han utilizado como herramienta la caricia, ese gesto que define nuestra relación con la ternura. Una instancia, a mi juicio, tan necesaria en el amor como en el arte.

viernes, 27 de mayo de 2011

¿Economía Sostenible?

Mi amigo Guillermo, el poeta asturiano, como yo le llamo, me manda
esta foto que, a mi juicio, es una verdadera metáfora de una parte
importante de este país.

Y no me refiero a los dos hombres que posan, parece ser que gustosos de hacerlo, bajo la significativa valla del Gobierno de España.
Sin comentarios.

martes, 24 de mayo de 2011

Desolado

Viajé la tarde del domingo a París. Vino a buscarme al aeropuerto Charles De Gaulle, mi amigo Françoise Delors, profesor retirado de La Sorbona, gran conocedor de España y lector incondicional de algunos de nuestros escritores actuales: Marías, Chirbes, Landero. "Me permitirás que, dado que te voy a invitar, elija yo el restaurante. Ya sé que no te gustan los vegetarianos, pero hay algunas especialidades veganas que, me consta, serán de tu agrado".
Aparcó su coche en el garaje de la casa, donde se quedó mi pequeño equipaje y fuimos caminando a "Le Potager du Marais", un acogedor y estrecho restaurante, casi un pasillo, lleno de mesas.
Pidió un vino blanco, raro en un francés, y fue directo a lo que le inquietaba:
"Y..., ¿qué pasará hoy en tu país?" me preguntó con una sonrisa entre irónica y triste.
Le rogué que pospusiéramos la conversación electoral a la sobremesa, pero fue imposible.
"Te voy a decir algo que imagino sabrás, quizá, mejor que yo, y que espero compartas. Aquí, todos los análisis de la prensa seria concluyen en lo mismo: habrá un voto de castigo al PSOE, y el PP le arrebatará más de un ayuntamiento y alguna Comunidad. Es cierto que el fenómeno del 15-M ha desplazado las noticias de las elecciones españolas de las portadas de los diarios, pero, me temo, que será un suceso anecdótico. Aunque te reconozco que produce una cierta emoción ver a todos esos jóvenes enfadados con esa democracia adelgazada entre unos y otros. También pasa aquí, pero en España es dramático. Lo peor que le ha podido pasar a tu país es haber tenido dinero antes de aprender a leer. Sigo desde la muerte del dictador, tú lo sabes, la evolución de la política española, y da rubor escuchar a la mayoría de los políticos actuales: es imposible discrepar con ellos, pues su discurso es un insulto a la inteligencia...".
No sé en qué momento puse el piloto automático en mi atención.
El café, el cognac y los cigarros los saboreamos en una terraza próxima.
A las diez y media, subimos a su casa y conectamos el canal internacional de Televisión Española. François bajó al garaje a por mi equipaje. La información era contundente: el PP había conseguido un resultado que ni sus propios líderes imaginaban.
Cuando entró en el salón con gesto interrogativo, le dije: "Je suis désolé".

sábado, 21 de mayo de 2011

Ángulo agudo

Quizá por ser la jornada de reflexión, un amigo diseñador que firma Ángulo Casi Recto, me envía, sabedor de mi dudas electorales, una breve lección de, como él las llama, de democracia para todos.
Creo que en esta ocasión, ha estado muy agudo.

viernes, 20 de mayo de 2011

Atribulado

Me llama hoy por teléfono un reciente Premio Nacional de Literatura Infantil, que está por Madrid, por si podemos vernos a tomar un café. Acaba de volver de Nueva York, mañana va a Fuenlabrada, y la semana próxima viaja a Casablanca.
Me dice que lo de Fuenlabrada es cosa del ayuntamiento de esa localidad, y pienso yo: y lo de Nueva York y Casablanca, ¿será cosa de sus respectivos ayuntamientos? No, seguro que no. Seguro que tiene que ver con El Cervantes o con algún ministerio. Pero me sorprende, pues a ninguna de estas instituciones le interesa la lectura. Ni la de los adultos, ni la de los niños.
No sé.
Son días de tribulación: la campaña electoral, el FMI sin patrón, Esperanza Aguirre sonriendo —será solo a mí o también a los que acampan en la Puerta del Sol de Madrid— desde las vallas publicitarias, las palabras elogiosas hacia ella del Marqués de Vargas Llosa, el reciente análisis preclaro y lúcido del alcalde de Valladolid sobre la situación de España…
Willkommen, bienvenue, welcome…
Perdón, la digresión procede de que voy escuchando en el coche el CD de la película Cabaret, de Bob Fosse.
Salgo de la M. 30. “Detectores de felicidad bajo el pavimento” ponía en uno de sus rotulos luminosos.
No, no puede ser…
El semáforo en rojo.
La presidenta de Madrid me sonríe de nuevo. Va vestida de blanco. Aparece sobre un fondo de cartel blanco.
Podría ser la Reina de las Nieves o la virgen del Pilar.
No, no es posible.
Será cosa del Campari.
Aún no he escrito la reseña sobre ese libro fundamental El pentateuco de Isaac, de Angel Wagenstein.
El semáforo se pone verde.
Llego en hora a la cita.
Aparco en el subterráneo de la Plaza de Colón.
Salgo a la calle.
Esa inmensa bandera hoy me parece más grande.
“Los países de la Unión Europea toman posiciones ante el inminente relevo de Strauss-Kahn”.
Los nacionalismos de siempre, y sus pendones ondeando al viento.
Y pienso yo: que no son las banderas, sino esos trapos bajo los cuales las patrias esconden sus miserias.

lunes, 16 de mayo de 2011

El director gerente del FMI acusado de agresión sexual

Leo, desolado, que Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, ha sido acusado de intento de violación de una camarera del hotel de lujo en el que se encontraba alojado en Nueva York. Hotel, dicho sea de paso, en el que el coste de una noche de alojamiento es de unos 3.000 euros.¡Qué necesidad!
Y digo yo: qué necesidad tenía este pobre hombre —digo pobre hombre, no hombre pobre— de complicarse la vida de esta manera. Y de complicárnosla a los demás. Por si no fuera poco la crisis que tenemos, nos mete ahora en este jaleo.
¿Dónde va a quedar nuestra confianza sobre esa institución?
Por supuesto que compartimos las palabras de la ministra Salgado de que, hasta que no se demuestre lo que sea, hay que contemplar la presunción de inocencia. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Y pregunto yo: ¿y por alojarse en un hotel que vale 3.000 euros la noche se le va a juzgar?